Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







viernes, 18 de marzo de 2016

Flores




«No basta abrir la ventana
para ver los campos y el río.
No es suficiente no ser ciego
para ver los árboles y las flores.
También es necesario no tener ninguna filosofía.
Con filosofía no hay árboles: no hay más que ideas.
Sólo hay como una cueva en cada uno de nosotros.
Hay sólo una ventana cerrada, y todo el mundo fuera;
y un sueño de lo que podría ver si la ventana se abriese,
que nunca es lo que se ve cuando se abre la ventana.»

Fernando Pessoa
(Poemas de Alberto Caeiro)


«Los sueños no son creaciones premeditadas y arbitrarias, sino fenómenos naturales, que no son otra cosa que lo que representan. No engañan, no mienten, no falsean ni encubren, sino que anuncian ingenuamente lo que son y piensan. Sólo son enojosos y equívocos porque no los comprendemos. No emplean artificio alguno para ocultar algo, sino que dicen lo que forma su contenido, tan claramente como les es posible a su modo. Podemos también comprender por qué son tan peculiares y difíciles: la experiencia muestra concretamente que se esfuerzan constantemente en expresar algo que el Yo no sabe y no comprende.»

Carl G. Jung
(Psychologie und Erziehung



    Hace un par de noches soñé que viajaba a un país lejano. El sueño era complicado y estaba lleno de detalles que no puedo recordar ahora con exactitud. Bueno, ni con exactitud ni con aproximación. Sólo quedan vagas sensaciones. Pero sí recuerdo algunas cosas... Recuerdo que, embarcado en un tren, veía desde la ventanilla que estaba, inexplicablemente, en México, donde nunca he estado realmente. Observé que ante mí pasaban pequeños núcleos urbanos, con casas blancas y gente tranquila que me gustaron mucho. Y durante unos momentos el tren fue muy despacio, y pude asomarme y ver muy de cerca unas flores silvestres que estaban junto a las vías. Ver esas flores, rojas, violetas y amarillas, me emocionó de tal manera que lloré. Lloré como hace mucho tiempo no lo hacía. Lloré de alegría. Más tarde sucedieron otras cosas extrañas, como hablar con un caballo... Pero eso ya es otra historia.

    Hablan los físicos modernos de que hay once dimensiones en el universo. Las tres dimensiones visibles de este mundo, la cuarta del tiempo, una quinta (que desconozco a qué se refiere), y seis más, absolutamente desconocidas. Según sus cálculos y ecuaciones parece que debe ser así... Digo "universo", pero parece que ya se habla habitualmente (ya era hora) del multiverso o de universos paralelos. Dice la Teoría de Cuerdas que posiblemente el Big Bang fue el resultado de un choque (o varios) entre dos de esos universos paralelos, y que no fue el primero sino que hubo más, y los seguirá habiendo. Es decir, que el Big Bang no fue, realmente, una singularidad. A mí, que no sé nada de física, ni clásica ni moderna, me parece lógico que por fin se vea así. Porque siempre me sonó a imposible el que el universo hubiera surgido de la nada. ¿Qué provocó esa extraordinaria condensación de energía y su posterior deflagración? ¿Y dónde estaba anteriormente y de qué forma esa energía condensada o dispersa? ¿En la nada? ¿Qué es "la nada"? ¿Qué sentido puede tener eso de "la nada", si es imposible que algo así exista...? Hablar de un vasto océano indiferenciado, de un magma primigenio, y, por contra, de un orden conformado y armonizado, de caos y de cosmos, lo entiendo, pero el concepto de la nada me parece absurdo.
    Las antiguas sabidurías ya hablaban de una sucesión de "creaciones", de universos que surgen, se expanden y luego se destruyen, para formar nuevos universos. Después del Ragnarok nórdico, en el que morirán todos los dioses y sus mundos, vendrá el amanecer de un nuevo universo con otros dioses y otros mundos. Y esto parece que ha sido, es y será siempre así. A las edades de Oro, de Plata, de Bronce y de Hierro las seguirán nuevas edades, en un nuevo ciclo... De manera que el universo que conocemos puede haber nacido con ese famoso Big Bang, pero esto no representa más que un capítulo en la interminable historia de la vida. Una historia sin principio y sin final. 
    Sea como fuere, y sin querer meterme en laberintos que me caen demasiado grandes, yo me quedo con esas flores silvestres que me hicieron llorar de alegría, las que me encontré en un sueño.
    Lo que significa ese sueño no puedo saberlo, pero me quedo con la afirmación de Jung, de que los sueños nunca mienten... Y en cuanto a Pessoa, no hay problema, porque yo no tengo ninguna filosofía, más allá de cuatro ideas poco hilvanadas, pero dictadas por el corazón. 


Antonio H. Martín
(18 de marzo, 2016)






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imagen 1: de B.I.G. (Banco de Imágenes Gratuitas)
imagen 2: Alan Cleaver


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